14 junio 2008

Mujer sin alma

Arrancame el alma. Arráncamela si es necesario para que deje de dolerme de este modo. Arráncamela y llévatela contigo, para que enmudezcan estos gritos que me piden llantos. Llantos en torrente. Llantos que desgarren, que limpien, que arrastren todo el malestar por el desagüe del olvido. Llantos que no llegan desde este pozo seco que es mi alma.

Por eso, arrancame el alma. Arráncamela y llévatela contigo a tu guarida de silencios. Arráncamela y déjala dibujada en tinta mágica sobre el lienzo de tu piel de acero. Para que allí muera de frío. Para que allí se muera congelada y sola, consciente de que no tiene sentido alguno su vida. Pues, ¿de qué sirve un alma que viva y que no sienta? ¿De qué sirve, si vive y siente siempre en la agonía de querer morise?

Así que, arrancala. Quédatela, para ti, te la regalo, para que juegues con ella y la disfrutes como yo no puedo hacerlo. Quédatela y deja tranquilo mi estómago, mi corazón, mi mente, mis ojos sin lágrimas. Quédatela para que no vuelvan a atormentarme tus miradas, ni tus sonrisas, ni tus palabras, ni tus besos a otra en la madrugada. Quédatela y deja que siga siendo la mujer sin alma que un día dibujé sobre tu almohada.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Una mujer sin alma
un sentimiento en calma,
una experiencia dura
de mujer clara y dura.

Una entrega interesada
una mirada cansada,
una vida llena de llantos
de mujer sin encantos.

Así te vas tu despertando
odiándote y no respetando
las pautas que son ejemplo
para construir tu templo.

Dale todo lo que quieras
pero por lo que más quieras
el alma guárdala siempre
que germinará lo que se siembre.

La Bruja del Mar dijo...

Maravillosas palabras, compañero embrujado. Sin duda es cierto, el alma nunca se regala. Sin embargo, a veces duele tanto que preferiríamos no tenerla.
Me gusta tu forma de escribir, visitaré a tu bruja.
Un abrazo