13 febrero 2007

Entre La Princesa y Lolita

Una chica acaba de subirse al autobús delante de mí. Lleva un enorme y hermoso ramo de rosas rojas en las manos, con un precioso lazo de celofán rojo en la base. Mientras, a mi espalda, dejo un escaparate del Corte Inglés plagado de corazones flotantes. No cabe duda, llega San Valentín...

Mi espíritu ñoño de princesita arrepentida baila en mi interior, dibujando pétalos de rosas en el aire, paseando por jardines llenos de flores y luciérnagas, volando sobre las nubes con alas de mariposas en los pies... ¿Hay amor a la vista? No, no lo hay, pero a ella no le importa, porque disfruta simplemente con el olor del aire perfumado, con la belleza brillante de sus fantasías románticas...

Mientras tanto, mi otro yo, mi otra niña revoltosa, la más canalla, la más lolita de nosotras tres, sigue enganchada a esas últimas palabras que leyó a escondidas en esa ventana que ha dejado abierta al viento de la lujuria: "así abierta y anhelante mi amor, de deseo estremecida.....notas que me inclino sobre ti....y soplo suavemente sobre tu sexo abierto...."

Y, mientras mi princesa pasea entre hadas y unicornios, ella baila el vals de otras fantasías enredadas entre sábanas y extremidades perversas, ella fluye por ríos de pasión estéril, de sensualidad pura y despojada de romanticismo; ella se deja consumir por un fuego vivo y magnético, que penetra por todos los poros de su piel y la deja sin aliento.

¿Hay sexo a la vista? No, tampoco. Pero ella disfruta con la simple perversidad de sus fantasías libidinosas, ella respira y jadea con la intensidad de sus sueños sin rostro, con el magnetismo afrodisíaco de cuerpos desnudos, sin identidad, sin presencia propia, derramándose el uno en el otro, creando llamaradas de color carmín, de tacto húmedo, de olor a carne, de sabor a sal...

Y yo, atrapada por la realidad de mi tranquila rutina, de mi soledad deseada, de mis brazos libres y mis entrañas vacías por voluntad propia, disfruto de la ausencia de dramatismo de mi vida, mientras echo una ojeada furtiva y sonrío con los juegos de fantasía de mi niña-princesa y de mi niña-lolita. Y las dejo ser y reír y soñar, todo lo que yo no me permito hacerlo...

¡Feliz San Valentín, exploradores!

1 comentario:

Mensajes en la casita vieja dijo...


Un angel caido dijo

Me quede sin habla, eres única.

13 Febrero 2007 | 05:23 PM
sombra
sombra dijo

Mis latidos son tuyos, cautivados por tu alma, mi cielo.

14 Febrero 2007 | 12:50 AM